El dote sería el carro de Okonomiyaki del padre de Ukyo y a cambioe el padre de Ranma, Genma, se responsabilizaba a llevar a Ukyo consigo en su travesía y permitir que algún día se casara con Ranma. Parecía sincero, pero había un problema, dos en realidad. Acordar lo que fuese con Genma y confiar en su integridad era una clase de suicidio a ciegas, encima, Ranma desconocía que su gran amigo, Ukyo, era en realidad una niña. Doble dilema, otra de varias promesas, Genma ya había prometido a Ranma con una de las hijas de Soun Tendo, pero deseaba el carrito, así que dejó que su hijo decidiera. El niño comía okonomiyaki cuándo la pregunta le fue hecha: "Qué prefieres.. a Ukyo o Okonomiyaki". La inocente respuesta fue la comida, así que los dos huyeron,
Ukyo los vió partir, con el corazón destrozado y sin más deseos de amar. Se sentía culpable, no había sido capaz de mantener a su lado a su prometido y esa idea se fue transformando en venganza y opresión con el pasar de los años. Ukyo se entrenó en las artes marciales, con enfoque de cocina de okonomiyaki, y desechó su feminidad, se enfocó en su venganza, en comenzar a actuar y lucir como un hombre.
La hora de la venganza
Después de pasar unos 10 años entrenando, Ukyo da con la localización de Ranma, finalmente establecido en Nerima, así que parte en su búsqueda, pero lo hace con un aspecto muy cambiado, casi un hombre. Tapa sus pechos, oculta todo aspecto delicado en ella e incluso se viste como un hombre. Pero también se ha entrenado fuertemente y es capaz de mezclar ideas de cocina okonomiyaki con estilos de pelea, algunos parecidos ninja. Peligrosas técnicas, combinaciones de alimentos y adheridos poco convencionales, siendo capaz de arrojar espátulas filosas como shuriken, arina cegadora que crea cortinas de humo, polvo explosivo, yakosoba pegajosa creada con cemento y pegamento, o incluso aceite para desestabilizar al enemigo.
Y así, durante su primer encuentro, en un ring formal de cocinero, especie de sartén encendido a los costados, enfrenta a Ranma sin muchos resultados. Ranma la vence y después de algunos contratiempos, descubre que se trata de una chica. Ukyo se sorprende, desconocía que Ranma la creía hombre, pero sigue detestándolo y por todos los medios posibles busca hacerle daño, vengarse de la afrenta. Sin embargo, Ranma trata de tranquilizarla, ya que la considera una amiga muy importante en su vida e incluso la alienta a olvidar las represiones. Es bonita, muy bonita, y no debe ocultarse y limitarse, no importa la razón. Al decirle Ranma que es bonita y después de conocer a Akane y notar que su relación con Ranma no es para nada estable, Ukyo decide olvidar el pasado y recobrar el compromiso que tiene con Ranma. Atrás queda la venganza y ahora es otra pretendiente, dispuesta ganarse el corazón del chico que ama.
Planes mixtos y cambios de rumbo
Ukyo se establece en Nerima y abre un local de Okonomiyaki, al que nombra UChan, un curioso nombre, ya que Ranma le decía U-Chan cuándo eran niños (a cambio ella le decía Ran-Chan). Ukyo también se transfiere a la escuela Furinkan e inicia sus intentos de conquista. Primero aprovecha la existencia de Ryoga para separar a Ranma y Akane, pero ante la exasperante timidez de este chico, opta por otras variantes, comenzar a vestirse más femeninamente, incluso usar uniforme escolar de chica un par de veces o meterse en competencias de cocina, con Ranma como único juez.
Evidentemente, se hace de varias rivales en esta lucha de amor, Shampoo y Kodachi, por ejemplo. Con Shampoo parece haber una antipatía muy marcada, ya que difieren en ideologías y actitudes, así, Shampoo está dispuesta a casi todo, asesinatos incluidos, con tal de hacerse de Ranma, mientras que Ukyo es más reservada en sus planes, sus arremetidas son más bien directas, enfocadas a Ranma. En lugar de pelear con Akane, con quien de hecho rara vez cruza puños, se concentra en explotar la amistad que existe entre Ranma y ella, intentado embaucarlo y comprometiéndolo en situaciones dónde las fronteras de su amistad son provechosas y cruzables. Por ejemplo, cuándo Ranma tiene problemas con Akane, abre las puertas de su negocio para darle asilo, también cuándo éste pierde sus poderes lo acompaña a sus entrenamientos, dispuesta a cocinarle, apoyarlo. En parte parece hacer las cosas por interés pero en muchas ocasiones es por el simple hecho de ayudar.
Pasa el tiempo y los intentos de Ukyo van disminuyendo en cantidad, pero encuentra una oportunidad muy provechosa cuándo Ranma arruina su salsa especial, una que Ukyo había dejado resguardada por diez años, con la promesa de que si la salsa satisfacía a Ranma, él cuidaría de Ukyo para siempre. Esta promesa, valiosa, decepcionó a Ukyo cuándo no pudo cumplirla, ya que su salsa fue un fracaso total, culpa de Ranma. Ella desconocía que Ranma había alterado la salsa y enterrado el frasco sin decirle nada, pero su complejo de culpa vuelve a acercar a los amigos de la infancia.
Ukyo se siente abatida y Ranma trata de confortarla, incluso vive en la casa de los Tendo un tiempo, tratando de recuperar su camino y encontrar su sazón, ya perdida por culpa del revés de la salsa y la promesa. Aquí Ukyo actúa a su estilo, dispuesta a lo que sea ahora que la oportunidad se brinda completamente expuesta. Poco le importa si sus iniciativas son ya más agresivas, se mete al baño a tallarle la espalda a Ranma mientras éste toma una ducha, después intenta dormir con él y mete fuertes presiones utilizando la amistad que existe entre ambos como una especie de chantaje, no tan notorio, pero existente. En el fondo, incluso está dispuesta a abandonar su vida, sus pasiones con el okonomiyaki, con tal de ganarse el corazón de Ranma, pero finalmente entiende que ese camino no conducirá a su felicidad, ni tiene el sentido mínimo, así que parte a regresar a su vida normal, a atender su negocio e intentar otras alternativas para conquistar a Ranma.
Ukyo crece, se enfoca en su profesión, madura, muestra un actuar menos contenido, más alegre, más desprendido, pero siempre auténtico, alejado del estereotipo de dulsura exagerada, irreal. Conserva su esencia, deja que se extienda y desarrolle, cubra su genuino ser. Se alejan las verguenzas, se aproxima la sinceridad. Unas cuantas travesías transcurren y Ukyo no contiene más su confesión, le dice a Ranma que lo ama. El contexto es un tanto desafortunado y Ranma está interesado en sanar su ego, pero Ukyo no ha tenido la culpa de nada y no ha hecho nada malo, solo seguir mostrando su crecimiento.
Más caminos se cruzan, amor no convencional a la vista
La pasión de Ukyo es el okonomiyaki y su único amor es Ranma. Con ingenio lleva adelante su negocio, administrándolo correctamente, siendo una profesional y apenas faltando en el y en ocasiones muy contadas, pero en el amor tiene un largo camino, con varios invitados.
Shampoo y Ukyo idean una visita al túnel del amor perdido, esperando que Ranma y Akane rompan para siempre como pareja. La intención es aprovechar una leyenda, que dice que las parejas que entran a ese tunel, salen de el separadas, pero ante la presencia de Ryoga, no queda otra que seguirlo de cerca, explicarle el plan, alejarlo de Akane. Al final la única pareja protagonista que debe afrontar la prueba final de ese túnel es nada menos que la de Ukyo y Ryoga, pero al verlos salir, es claro que si alguna vez existió la posibilidad de que fuesen pareja, ha quedado desechada por leyes de ese túnel. Otras cosas son aún más claras, a Ukyo no le simpatizan los chicos tímidos y los ideales de amor de Ryoga tienen otro enfoque. Con Ukyo nunca siente una chispa de temor, de nervios, ni un sólo sobresalto, no hay intereses que choquen y exploten, que creen el caudal de sueños que mantienen con vida Ryoga, mientras que Ukyo ni siquiera contempla posibilidad alguna de entenderlo o interesarse en él.
Esta pareja colapsa sin haber existido realmente, pero al poco tiempo aparece otro chico más útil. Se trata de un ninja trasvesti, un kunoichi que vive atrapado en un cuento ceniciento, en el que sus hermanastras y madrastra lo maltratan, lo usan vilmente. La explotación involucra trapear, trabajar, dormir entre periódicos y comer unas pocas veces al mes, entre otras cosas. Este joven, Konatzu Kenzan, se involucra en una venganza contra Ranma, obligado por sus hermanastras, y es cuándo conoce a Ukyo.
Ukyo desconoce que se trata de un hombre y trata de ayudarlo, le da de comer, le da un trabajo y siente un poco de lásitma por él.. pero en cuanto descubre que es hombre, decide contratarlo indefinidamente en UChan, poniendolo a barrer, trapear, cargar, y todo por una módica cibra de 10 yenes diarios. El chico es ahora un poco menos explotado que antes y Ukyo ha encontrado a un ayudante muy conveniente, extraño y que de hecho muetra interés sentimental en ella.
Una casi boda, un futuro casi inmediato
Cuándo Ranma regresa de su pelea contra Saffron, lo hace para inmediatamente casarse con Akane. Al enterarse de esto, Ukyo se muestra un tanto resignada, mentalizada a que este día habría de llegar tarde que temprano. Sin embargo, sabia en la derrota, se percata que aún le queda su pasión por la cocina, por la comida e incluso lleva Okonomiyaki especial a la boda, que finalmente no se gesta, pero nos deja muchas interrogantes. UChan no congenia y no está interesada en Ryoga, tampoco parece que se vaya a rendir ante Akane, seguirá luchando. Pero esa, parece una batalla perdida y el único que se dibuja en su horizonte, es el chico que trabaja con ella. Es extraño, pero noble, recuerda al pasado de Ukyo, vistiendo como una persona, siendo otra realmente, pero muy agradecido e interesado sentimentalmente en ella, mientras que a ella le resulta un ayudante conveniente.
Queda mucho en el aire, quizás las posibilidades se inclinen a Konatsu o quizás exista una nueva persona en su vida. Ese, es el último misterio pendiente de Ukyo.
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