No se sabe cuántos perdieron ante Katsunishiki, pero una tarde de Nerima, es testigo de como el enorme cerdo finalmente cae vencido, a manos de un desconocido joven, uno que ni a sí mismo se conoce lo suficiente, lo mínimo. Se trata de Ryoga Hibiki.
Cumpliendo la promesa, conociendo el amor
Akari no se anda con juegos, en cuanto Ryoga vence a katsunishiki, aparece y le entrega una carta en la que le dice que se ha enamorado de él a primera vista, sin embargo Ryoga no termina de entender el verdadero significado de esa carta y supone que debe tratarse de una broma, es demasiado bello para ser real, ya antes ha sido engañado por Ranma, además sólo tiene espacio en su ser para Akane, para ninguna otra.
Esto parece una derrota inmediata, Akari no tiene idea de lo inestable y solitaria que es la vida de Ryoga y su primer intento es demasiado directo, demasiado irreal para el mundo de Lost Boy, aunque tampoco se da por vencida y trata de conocerlo, de presentarse y explicarle sus razones, el por qué de su amor tan repentino. Verlo vencer a su cerdo ha cautivado su corazón y ahora pocas cosas cruzan, inútilmente, su mente, y ninguna puede competir con Ryoga. Es su primer amor y pronto encuentra en él la belleza, apariencia, fortaleza y temperamento de un cerdo.. Segundo error. Akari también desconoce el dilema existencial de Ryoga y sus distintas personalidades, la que ama a Akane, la que es ilusionable, la que pronto puede derrumbarse y la que.. detesta su maldición cerduna, su transformación maldita, Compararlo con un cerdo, por mas noble que sea en la mente de Akari, es un camino sin retorno.
Ryoga casi cree haber encontrado el amor, pero tan inseguro como siempre, se desiluciona pronto y su primavera amorosa se convierte en un invierno de búsqueda, de nuevos viajes. Ryoga parte a su siguiente travesía sin decir una sola palabra, sin despedirse siquiera de su admiradora, pero Ranma se percata inmediatamente del interés genuino que tiene Akari en Ryoga, así que se decide a ayudarla.
Luchando por Ryoga
El amor de Akari es repentino, pero sincero, dispuesto a lo que sea por conseguir a Ryoga. Así que, descubriendo que Ryoga detesta a los cerdos, se propone a sí misma dejar de sentir cariño por ellos, comenzar a odiarlos a todos. Y practica bastante, al punto en que realmente parece odiarlos y está dispuesta a demostrárselo a su amor, en casa de Akane, con ayuda de Ranma. Prepara galletas y un suéter, todo hecho a mano, todo con mucho sentimiento, pero Ryoga es un manojo de conflictos y dudas, por un lado sigue sintiendo lo mismo que siempre por Akane y por otro también siente algo por Akari.. al final Akari consigue una cita con Ryoga, y poco a poco comienza a hacerlo cambiar de parecer. Parecen una pareja ideal y Akari se muestra feliz por los regalos que Ryoga le hace, incluso acepta el hecho de que Ryoga puede ser y es raro, además de que Ranma lo involucra en muchos malentendidos que lo dejan parado como un pervertido.
Basta una cita para entender que los sentimientos de Akari son tan profundos, tan reales, que es capaz de abandonar todo lo que antes añoraba y amaba por estar junto a Ryoga. Ryoga se percata de esto y está dispuesto a devolver el sentimiento puro, con un beso, en su encantadora cita, pero justo en ese momento se forma una lluvia y Akari termina besando el aire, mirando desilucionada a un cerdo en el suelo. Se había prometido odiarlos y ahora que su amor se ha ido, todo lo que le queda es la prueba de que ha fallado, pero que el cerdo debe ser muestra de que seguirá peleando por su amor.. y comienza a golpear al cerdito alias P-Chan, hasta que se da cuenta que no puede seguir más, no puede negar el hecho de que ama a Ryoga y ama a los cerdos.. Akari abraza al cerdito y lamenta haber fracasado, no haber podido odiar a los cerdos y no merecer a Ryoga. Es un triste final de amor, que duró tan poco como las ilusiones del cerdo viajero al creer que encontraría, finalmente, su destino.
El secreto es descubierto
Ranma está particularmente interesado en que su amigo finalmente encuentre la salida a su soledad, además Akari es una ternura que no merece seguir sufriendo, tampoco ha fallado en nada, así que la lleva y le desvela el secreto de Ryoga, su doble personalidad, cerduna y humana. Ryoga cree que ha perdido toda esperanza de amor, ahora que ha quedado al desnudo su secreto, pero Akari está doblemente feliz, este debe ser el destino, un chico fuerte, amable y noble, que ama perdidamente y que encima es un cerdo.. ¡Esta pareja es la más ideal de todas!
Al final Ranma había colocado un hechizo en Ryoga para que abrazase a quien fuese que dijese la palabra "cerdo", esperando que fuese Akari, asegurando esa relación, pero Ranma dice por error la palabra y justo cuándo Ryoga y Akari bailan de felicidad, el chico cerdo abandona a su novia y va a abrazar a la chica Ranma, terminando tajantemente lo que pudo haber sido felicidad mutua por meses y meses.
Los viajes, las citas
Akari desaparece, pero sigue escribiendo a Ryoga, prometiéndole que se volverán a ver y que la próxima vez lo llevará a un encuentro de sumo de cerdos. Ryoga, perdido entre calles, con un sentido de la orientación que se quedó en su anterior vida, se da cuenta que esperará ansioso el día que la vuelva a ver. En el fondo se han creado los sentimientos, recíprocos, pero competidos. Akane sigue teniendo su lugar.
Y durante otro de esos viajes, Ryoga termina en su casa, un poco lastimado por algunas de las muchas trampas de sus padres, que han dejado la casa sola y han partido. A Ryoga se le ocurre invitar a Akane pero también aparece Akari y ambas chicas son ambicionadas por un Ryoga, hecho un lío, indeciso. Ha conocido el amor correspondido por primera vez y también la oportunidad de estar con dos chicas al mismo tiempo. Ryoga juega absurdamente con ambas, escondiendo a cada una en un cuarto distinto, intentado robarle un beso a las dos, pero finalmente deja todo a la suerte y la suerte le dice que Akari es la que debe ser besada. Ryoga corre a besar a Akari al cuarto contiguo pero la chica se ha cansado de esperar, también Akane. Ambas platican alegremente, Akari es tan afable que no ha hecho el mínimo esfuerzo por hacerse de otra amiga. El miedo de que platiquen sobre Ryoga y salga a relucir su faceta cerduna es inquietante, pero Akari guarda silencio y protege el secreto de su novio.
Cartas de amor, hacia el único amor
Pasa el tiempo, Ryoga sigue en sus eternos viajes, pero Akari le escribe cartas y ambos mantienen contacto postal, prometiendo verse para una futura cita. Conciente de que su novio es despistado y tiene una puerta en su mente que siempre se abre a la perdición, le envía por correspondencia un mapa detallado y muy entendible, tolerante, en el que espera y esperará lo que sea necesario hasta que Ryoga se presente. Es un hecho que entiende a su amor con bastante precisión, sabe que es un perdido y está dispuesta a aceptarlo, también de su maldición cerduna, que en Akari es bendición y claro está, que el chico es nervioso y se bloquea, se ciega a ratos.
Al final la cita se da después de muchas búsquedas. Ryoga camina kilómetros y kilómetros en vueltas y vueltas por el mismo parque, pero encuentra a Akari. Es simbólico, después de tanto perderse y buscar, finalmente están reunidos. La cita puede ser lo que sea, Akari está segura que su amor triunfará. Ha encontrado al chico de su vida y su vida será hacerlo feliz. Felicidad que, encima, le falta al "chico de la vida". Quedan muchas interrogantes en jardín del amor, pero estos dos, perdido uno y paciente otra, son el uno para el otro.
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