Sin más posibilidad que recurrir a la hija de Aliandelon para escapar del mundo de los demonios, la comitiva de Oga se alista para partir en su búsqueda, aunque el más ansioso-urgido por encontrarla es Furuichi. Así ve una foto de la niña que buscan, se da cuenta que es tan bella como cualquier princesa fabulosa y su deber, obligación absoluta, es rescatarla de la forma más heróica posible, para así conquistar su corazón.
Furuichi se imagina con armadura y espada, peleando contra cualquier cosa que se le ponga enfrente en batallas heróicas e inhumanas, siempre con una cara de galán poseido y finalmente, rescatando a la princesa en lo alto de una torre.. o cosas así, pero de vuelta a la realidad, Oga tiene que hacer el trabajo sucio, como siempre. Y la mejor fuente de información son los dos tipos que acaba de vencer. Atados, golpeados, no pasa mucho tiempo para que delaten el paradero de sus compañeros secuestradores.
El objetivo es ahora llegar a una villa deteriorada cercana a unas montañas. En lo más alto del edificio más alto está Angélica, custidiada por la pandilla Vlad. Oga mantiene el contacto con Hilda, pero al llegar a la ciudad, la conexión disminuye, desaparece. Sin más guía de Hilda, hay que afrontar lo que sigue, casi a ciegas.
Los maleantes Vlad, por su parte, están más que ocupados en estos momentos. Han secuestrado a Angélica para utilizarla en robos, sus capacidades para transportarse de un lugar a otro servirán para conseguir dinero que para los demás es cosa imposible. Y mientras la "convencen" de servir a sus propósitos, la mantienen encerrada en una especie de calabozo. Pero no se aislan de lo que ocurre afuera, pronto descubren que el sujeto que ha hecho contrato con un miembro de la familia real se aproxima y piden a su guardaespaldas que esté atento con la seguridad. El guardaespaldas es el mismo que Oga y el resto conocieron en casa de Angélica, aquel que leía un libro tranquilamente mientras confrontaba a los "recien llegados".
Mientras toda esta confabulación sucede, Angélica, encerrada y encadenada, está triste porque no sabe del paradero de su padre. Se suponía que estaría temprano y le compraría un vestido, es su cumpleaños. Pero mientras se entristece viendo la poca luz que entra a su celda pasando los barrotes que dan al exterior, la figura de un hombre se dibuja.. Es Furuichi, que parado encima del resto de sus amigos, ha llegado para rescatar a la niña de sus fantasías. Lo extraño es que Angélica lo reconoce (algo ya le habrá contado su padre) y le advierte: Un agran bestia se aproxima al lugar, una tan enorme que cubre casi toda la ciudad con la sombra de su cuerpo.. ¡Es momento de correr!