Tiempo ha pasado ya desde aquella infamia cometida. Hikaru yace en su casa, sin poder conciliar sueño, sin poder recobrar aquellos brios suyos, tirada en un precipicio de lamentaciones, sufriendo la maldición de todo aquel que ha creido luchar por una causa justa y derrumbada su ilusión con la caida del justo, con la muerte del leal, del que luchaba por amor, no por quererse hacer el heroe, no por vanidad, ni tampoco por aventurero... No... Emeraude y Zagato habían perecido siendo los triunfantes, habían conseguido cumplir su sueño de unidad que lo triunfa todo, que lo puede todo.

     Pero la injusticia estaba hecha, culminada por un trio de inocentes que nada sabían, y que sirvieron de látigo para ajusticiar a quien había renegado de su gente, a quien había elegido al amado antes que a los infelices, a quien había elegido al ser querido antes que a los atenidos. Y sin embargo no todo estaba dicho, el pasado no podía cambiarse ya, pero ese presente exigía una enmienda en vistas de un futuro digno de semejantes martires.

     Tirada la moneda de la reivindicación al aire, Hikaru comienza a despertar en sí, a darse cuenta que la lucha no había terminado, que no era tiempo de desentenderse de las cosas, sino de buscarles solución. Asi pues, la niña comienza a tener sueños reveladores, ventanas hacia aquel Cephiro ya tan distante, en donde algo obscuro y tétrico amenaza con reclamar la tierra sin dueño y a hacérsela tomar por la fuerza.

     La voz es fuerte, agresiva, pero sobre todo, perturbante... Y Hikaru lo sabe, por eso reune a las otras dos niñas con la intención de regresar a reclamar explicaciones.

     Y sin embargo, con todo y las buenas intenciones, saben que no hay manera de regresar, porque el único ser capaz de transportarles allí, a sido martirizado por ellas mismas... Pareciera que tendrán que vivir para siempre con ese peso encima... pero el destino les tiene preparada otra sorpresita... y sucede lo que ya nadie temía... derepente una luz vuelve a estremeser Tokyo, pareciera provenir de allí mismo, del corazón de alguna de las tres niñas... pero todo sucede tan rápido, tan inesperadamente, que en cuestión de nada las niñas vuelven a aparecer a estancias de Cephiro. El milagro se ha repetido, aunque esta vez su ejecutor sea todo un misterio...

      Solo que esta vez no hay más cielo azul, ni mares estrujantes y llenos de vida, ni más volcanes amenazantes... Ahora todo es obscuridad y desolación, panorama dominado por relámpagos, que caen en la tierra cual lluvia puntiaguda y filosa... Es un Cephiro que se ha quedado sin guía, sin pilar que mantega a la muchedumbre tranquila, por lo que sin más protector, ahora la gente vive en la inmundicia, en espera de que la siguiente desposeida aparezca y las haga de Princesa de los infelices.