Motomiya Akane es una niña japonesita del tipo normal, que estudia, divaga y pasa sus días acompañada de sus dos mejores amigos. Uno de ellos, Shinmon, es infantíl y muy dependiente de los demás, el otro, Tenma, es del tipo anti social. Entre los tres, hacen un grupo bastante dispar, pero muy unido.
Un día, mientras se encontraban de camino a la escuela, Akane escucha una voz que le llama de entre el viento. Le pide que vaya, parece conocerla, quizás necesite ayuda.. Akane voltea pero no ve a nadie.. pero al instante siguiente, los tres jóvenes son transportados en el tiempo, al pasado, al Japón de la era Heian.
Los tres chicos se ven rodeados por un Japón desconocido, sin luces eléctricas centelleando a lo lejos, sin coches, ruido, sobrepoblación o tecnología.. No, es un Japón distinto, el arte, la literatura y la poseía son una bella canción que ameniza todos los días como la luz del sol o el sonido del viento. No hay gobiernos democráticos, hay imperios. No hay policías, hay samurais.. ¡Están en la era de los samurais!
Así llegan, Akane descubre que es la hija del Ryujin, el dios dragón, y que la misión de sus antepasados recorre su cuerpo, también su poder. Ha sido transportada en el tiempo para salvar a la gente del yugo de los demonios, comandados por un tal Akram, un tipo ambicioso que pone en peligro al japón que ya ha pasado.
Akane apenas puede creer lo que le dicen, pero pronto se verá envuelta en medio de esta guerra por salvar el mundo japonés, en la que el enemigo es tan antagonista como atrayente, incluso fascinante. Eso sí, Akane no estará sola, aparte de sus amigos, contará con la ayuda de Hachiyou, ocho hombres con poderes únicos que estarán a sus servicios para protegerla, en una serie fantasiosa, con toques históricos, de romance y claro, con contenido harem, aunque en esta ocasión, los chicos son los que abundarán.
