La batalla entre Oga y Furuichi parece haber terminado. No ha estado exenta de sorpresas ni de rivales que han sido sobrepasados, abrumados por un nivel inesperado. Furuichi ha sido vencido, está tirado en el pasto, recibiendo auxilio de Lamia, recordando fragmentos de su infancia, mientras Behemont observa los resultados de su pacto, quizás los esperados, quizás sorpresivos. La confusión es doble, aunque admite estar impresionado del poder demoniaco soportado por Furuichi. Hilda reconoce que de haber querido, Behemont podría haber provocado la muerte de Oga.. Pero más allá de los golpes, el riesgo y sangre derramados, hay mucha historia detrás de esta rivalidad, resguardada, con significado. No ha sido algo espontaneo y es momento de regresar en el tiempo, encontrarnos en el primer día en que se conocieron estos amigos, cuando aún eran unos desconocidos.

Se dibuja en el horizonte un día ya casi olvidado, en el que Oga camina por la calle, rumbo a su casa. Es apenas un niño, estudia la primaria, quinto de primaria. De repente un chico lo sigue y le saluda. Se presenta como Furuichi y dice ser compañero de clases. Pronto trata de hacer la plática, hacerse de un nuevo amigo, pero Oga sigue su camino, indiferente como después se volverá clásico en él. El chico lo sigue, insistente, amigable y caminan "juntos" por varias cuadras hasta que Oga se da cuenta que el extraño es lo suficientemente persistente como para que su nombre merezca ser recordado, aunque deformado. Oga apoda a su perseguidor como "Furuchin" y los dos continúan por varias cuadras divagando, pero a cada paso las bellas casas de la zona y la gente tranquila se va transformando en bándalos, a cada cuadra más y más de ellos.

Oga advierte a su acompañante sobre su destino, se dirigen a un nido de maleantes, pero la advertencia es inútil así que le cuestiona si ha estado envuelto en alguna pelea. Furuichi le dice que no.. los dos niños siguen caminando hasta llegar a un escondite, varias mujeres están reunidas allí, todas con caras de muy pocas amigas. Peinados punk, gabardinas como las de las Red Tails, una líder que aprieta su pecho con bendas a similitud de Aoi.. ¡Esa líder es la hermana de Oga.. Misaki!

Misaki recibe el pedido que Oga traía consigo (una revista), después lo patea y arroja muy lejos. Está harta de la impuntualidad de su hermano y sí, parece que ese trato ha sido siempre.. En la revista dice que el grupo de chica lidereadas por Misaki son un equipo prometedor de mujeres, un poco de vanidad, un mucho de reconocimiento. Furuichi está muy interesado en seguir en ese ambiente, las chicas son muy bonitas después de todo.. Y todos se alistan para ir a una fiesta. Claro, fiesta, mujeres hermosas.. Es el sueño del Furuichi infante que se oculta dentro del Furuichi adolescente.. Pero la fiesta es, cuando menos, "explosiva".

La dichosa reunión es en realidad una pelea entre bandas. Las chicas y Oga pelean contra un montón de pandilleros es una orgía de golpes, sangre, dentaduras incompletas, motocicletas destruidas.. y un Furuichi confundid. Por el contrario, Oga parece disfrutar cada segundo de este festín de violencia. Oga parece disfrutarlo.

La pelea termina con la victoria total de Misaki y sus chicas, pero lo más significativo de todo es que la hermana de Oga acaricia el cabello de Furuichi y le dice que cuide de Oga.. porqué él necesita un amigo. Así pasa el primer día en que Oga y Furuichi se conocen. De vuelta en la escuela, Oga, bastante herido después de la desvelada sangrienta de hace unas horas, dice que peleará contra otro sujeto.. Furuichi lo inquiere.. "¿En verdad planeas pelear en ese estado?". Entonces su rostro se torna serio, como muy pocas veces, y Furuichi se ofrece a ser él su oponente, en una batalla que ya ha ocurrido en el presente, pero tiene sus orígenes y razones en los años más tiernos de sus protagonistas.